El chino mandarín forma parte de la familia de las lenguas sino-tibetanas. Hay varias formas de chino hablado y numerosos dialectos. La forma estandarizada es el Chino Mandarín, basado en el dialecto de Pekín, que es comprendido prácticamente en todo el país y lengua materna del 70% de la población.
La lengua escrita utiliza los caracteres chinos, que representan una unidad de sentido así como una sílaba. El número de caracteres chinos asciende a más de 20.000, aunque basta con unos 3.500 para poder leer un periódico en chino.
La lengua oral utiliza los tonos para diferenciar el significado de palabras que se pronuncian igual. Existen cinco tonos en el mandarín: agudo, ascendente, descendente-ascendente, ascendente y neutro.
La gramática del Chino Mandarín es muy sencilla, pues no existe conjugación, declinación ni otras formas e incluso el número de preposiciones es muy limitado, por lo que es muy fácil construir frases gramaticalmente correctas.
El chino sólo tiene 450 sílabas y una vez que se aprende no es necesario aprender sílabas nuevas. Sólo se necesita saber nuevos significados para las mismas sílabas. Además, las palabras son muy cortas, la mayoría de ellas sólo tiene dos sílabas, por lo que resultan muy fáciles de recordar.
La lectura y escritura también son más fáciles de aprender si se hace basándose en reglas nemotécnicas. Pues cada símbolo se puede dividir en partes llamados radicales. Los radicales tienen un significado propio relacionado con el del carácter y solamente son 216, por lo que una vez que los conozcas, para aprender un nuevo carácter solo tienes que memorizar de qué radicales esta compuesto.
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